Actualmente, en España se calcula que en torno al 4,1% de la población padece algún trastorno depresivo o similar (unos 2 milloes de personas). Esto supone, según datos de la propia OMS, que España es el cuarto país de Europa con más casos de depresión. Dentro de esas cifras, se encuentra también el trastorno distimico, un subtipo de trastorno del estado de ánimo que es, por desgracia, bastante frecuente.
Por todo ello, en este artículo, vamos a detallar y dar respuesta a algunos de los aspecto más importantes sobre la distimia.
Índice
Qué es la distimia o trastorno depresivo persistente
El trastorno depresivo persistente o distimia, anteriormente conocido como depresión neurótica, es un tipo de trastorno afectivo o del estado de ánimo. Tiene muchos puntos en común con la depresión mayor, de hecho, en ocasiones, se manifiestan simultáneamente, pero se diferencia de ésta en que la distimia suele ser menos severa y más prolongada en el tiempo (por ello también se la denominaba depresión crónica).
Se caracteriza principalmente por mostrar un estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día y una duración de al menos dos años. Este estado de ánimo depremido termina por afectar también a los pensamientos, creando sentimientos de inutilidad y desesperanza. En general, este tipo de pensamientos pesimistas suelen ser irracionales y persistentes y están relacionados con el yo, el mundo y el futuro.
En niños y adolescentes la distimia puede manifestarse cómo irritabilidad y tener una duración menor a un año.
Además es un trastorno al que debemos prestarle mucha atención ya que también puede cursar con ansiedad, lo que suele dificultar y alargar el tratamiento.
Síntomas del trastorno distimico
Cómo decíamos anteriormente, la depresión mayor y la distimia tienen en común buena parte de sus síntomas o manifestaciones. No obstante, algunos de los síntomas que se suelen relacionar con la distimia son los siguientes:
– Tristeza y/o sensación de vacío
– Melancolía
– Alteraciones de la alimentación ya sea por poco apetito o por exceso de este
– Alteraciones del sueño: insomnio o hipersomnia
– Fatiga o falta de energía
– Autoestima baja
– Falta de concentración
– Dificultad para tomar decisiones
– Sentimientos de desesperanza
– Pérdida de interés en actividades que antes resultaban placenteras
– Llanto excesivo
– Inquietud, ansiedad o irritabilidad
– Pensamientos negativos
– Sentimientos de culpa, desamparo e inutilidad
– Aislamiento y/o fobia social
Tratamiento de la distimia o depresión neurótica: ¿Cómo salir de la distimia?
Pese a que se puede llegar a dar una remisión parcial o total del trastorno distímico, no es lo más común. En la mayoría de los casos, este tipo de cuadros se deben atajar con ayuda profesional. En esos casos, el tratamiento suele componerse de, al menos, dos tipos de medidas: Farmacológicas y psicoterapéuticas.
Tratamiento farmacológico de la depresión neurótica
Existen medicamentos antidepresivos para tratar el trastorno distimico como la sertralina, la la fluoxetina, la duloxetina, etcétera, que suelen ir muy bien, sobretodo cuando se combinan con psicoterapia.
Tratamiento psicoterapéutico
En este casos, el tratamiento de elección es la terapia cognitivo-conductual en la que se combinen diferentes técnicas como la psicoeducación, la identificación de pensamientos irracionales, los sesgos, entrenamiento en habilidades sociales, activación conductual, búsqueda de refuerzo positivo, etcétera.
Distimia y pareja
Las personas que padecen un trastorno depresivo persistente suelen tener una perspectiva sobre si mismos, sobre la vida y sobre los demás muy negativa. Este hecho puede llegar a suponer que dichas personas tengan dificultades para hacer y mantener amistades o parejas ya que ni se consideran aptas ni suficientemente buenas para sus allegados o consideran que no tienen nada que aportarles.
Distimia y sexualidad
Comentábamos anteriormente que uno de los síntomas del trastorno distímico es la inapetencia o la pérdida de interés en actividades que antes resultaban placenteras. Este tipo de actividades comprenden todo el espectro posible de conductas: desde comer hasta ver una película o pasear por la playa al atardecer. Lógicamente, la sexualidad también es una de esas conductas que, de algún modo, las personas que padecen trastorno depresivo persistente, pueden llegar a apartar de sus vidas, lo que, a su vez, en ocasiones, puede acarrer problemas a nivel de pareja.
Trastorno distímico o distimia: Un testimonio
Mujer, 35 años
“Desde pequeña siempre fuí una persona triste, con baja autoestima. Pese a que mi familia me intentaba ayudar, en ocasiones notaba como se frustraban conmigo porque era como si no pudiese estar contenta, como si nada me importase. Yo también sufría porque me comparaba con los demás y muchas veces deseaba con todas mis fuerzas sentirme con ellos, pero había algo dentro de mi que no me dejaba o como si no estuviese programada para sentir como los demás.
Cuando notaba que los demás se ponían tristes por mi, me sentí fatal por ellos. E incomprendida. Eso me hacía alejarme de la gente, era como una pescadilla que se muerde la cola.
Al final me convencí de que no podía seguir asi. Aún hoy en día no se de donde saque las fuerzas para pedir ayuda profesional. La médico de cabecera me recetó un antidepresivo y me sugirió que buscase ayuda de un profesional de la salud mental.
En la primera cita que tuve con el psicólogo me vacié. Entré y no tarde ni 5 minutos en ponerme a llorar a moco tendido. Era algo que me había propuesto no hacer pero no pude contra esa sensación de inutilidad que llevaba de serie.
Tuvieron que ser mis seres queridos los que me convenciesen para que no abandonará, para que me diera una oportunidad. Y así fué. Me sugirió que probablemente padeciese un trastorno distimico y poco a poco empezamos a trabajar en mis ideas y en mis pensamientos. Ahora miro hacía atrás y me sorprendo de la cantidad de ideas que tenía que me hacían daño y que no servían para nada. Fuí cambiando eso poco a poco, con ayuda y sólo puedo decir que me siento mejor. No todos los días son alegres pero para nada me siento como me sentía antes. Ahora salgo más (no estoy tan fatigada), me hago cargo de mis cosas, me enfrento a los problemas con o sin ayuda, pero me enfrento y no siento que el mundo vaya contra mi ni que sea peor para mi que para el resto.”
En Álvarez Psicólogos contamos con la experiencia y la información necesaria para el tratamiento de este tipo de situaciones. Te animamos encarecidamente que, si tienes cualquier duda al respecto, ya sea para ti mism@ o una persona cercana, te apoyes en un profesional para poder resolverla cuanto antes.