¿Y si ocurre algo realmente extraordinario y soy el último en enterarme o directamente no me entero? ¿y si por no estar pendiente me pierdo algo que me separe del grupo? ¿y si dejo de importarle a los demás?
La necesidad de pertenecer a un grupo, identificarnos con el, formar parte de algo “más grande” y sentirnos aceptados o queridos por los demás es algo que el ser humano lo tiene impreso en su ADN. No hace tantos años, cuando Internet no copaba todas las esferas de nuestra vida, un adolescente al que habían castigado por las notas o un “no tan adolescente” que no podía quedar con sus amigos, quedaban “aislados socialmente”, sufriendo y pensando en que estarían haciendo los “afortunados” de sus amigos.
Hoy en día ocurre algo parecido, pero elevado a la enésima potencia y es que las redes sociales o los servicios de mensajería instantánea se esmeran con ahínco en mostrarnos lo divertida, intensa y exenta de problemas que es la vida de los demás. Y ahí es donde entra el Síndrome FOMO.
Índice
¿En qué consiste el síndrome FOMO?
El término FOMO es el acrónimo en inglés de Fear of Missing Out (miedo a perderse algo) y hace referencia a la sensación de malestar que algunas personas sienten al conocer que otras personas están disfrutando de distintas actividades agradables o placenteras de las que no son partícipes.
Esto les conduce a una necesidad patológica por estar siempre conectados a Internet, pendientes de sus numerosas cuentas en redes sociales o servicios de mensajería.
Un estudio del Dr. Andrew Przybylski, investigador del Oxford Internet Institute, concluyó que este síndrome está más presente entre la gente joven y más concretamente, en varones insatisfechos con su vida cotidiana, pudiendo presentar sentimientos de inferioridad hacía los demás y llegando, incluso, a desarrollar con el tiempo problemas de depresión y ansiedad.
Conviene no confundir este síndrome con la nomofobia ya que ésta se presenta como un cuadro de miedo intenso que experimentan algunas personas por permanecer alejados del teléfono móvil.
¿Qué síntomas presenta?
- Ansiedad.
- Depresión.
- Estrés.
- Frustración.
- Soledad creciente.
- Problemas de concentración.
- Alteraciones del patrón del sueño.
¿En qué conductas se manifiesta?
Ansiedad por estar conectados a Internet.
Detrimento de su rutina física y de salud.
Aislamiento e incluso rechazo de sus habituales relaciones sociales (familiar sobre todo).
Bajo rendimiento académico y laboral.
Insuficiente cuidado personal.
Han recibido críticas y reclamos por el abuso de la red.
Irritación y/o aflicción si la red falla. Pudiendo llegar a mostrarse agresivos.
Notoria euforia frente al ordenador o cuando recuperan el teléfono.
Mienten sobre el tiempo consumido online.
¿Tiene tratamiento el FOMO?
La Terapia Cognitiva-Conductual es muy recomendable en este tipo de situaciones ya que es muy posible que existan distorsiones cognitivas que subyacen a este síndrome (la percepción de que los demás siempre están teniendo mejores experiencias que uno mismo es un pensamiento irracional que no se corresponde con la realidad).
Además de ésto, el rol educativo de los padres es básico en la prevención de este tipo de problemas, fomentando un correcto autoconcepto y una buena autoestima en los menores, haciéndolos más fuertes frente a las presiones externas y promoviendo un uso razonable de las TIC (tecnologías de la información y de la comunicación) en sus hogares.
Si tienes cualquier duda o pregunta al respecto, puedes dejarla en los comentarios y nuestros psicólogos la respondarán lo más rápido les sea posible.