El desarrollo de una infancia sana tiene grandes repercusiones sobre el desarrollo de la personalidad de los individuos y la capacidad de éstos para establecer relaciones saludables. En cuanto a esto último, el vínculo del apego juega un papel fundamental. Por ello hoy vamos a dedicar tiempo a describir un estilo de apego que puede estar en el origen de las dificultades de los adultos para el establecimiento y el mantenimiento de relaciones sanas. Se trata del apego desorganizado, un tipo de apego que, por normal general, ofrece un peor pronóstico y que suele implicar unas consecuencias negativas muy importantes en la vida adulta.
Este artículo viene a completar la información aportada en este artículo sobre la teoría del apego de John Bowlby y la de este otro en el que describimos en detalle las diferentes etapas en el establecimiento del apego. Por otro lado, también puedes comparar los diferentes estilos de apego en este otro post.
Índice
¿En qué consiste el apego desorganizado?
El apego desorganizado es un estilo de apego inseguro que se desarrolla cuando la relación entre el cuidador principal y el niño está caracterizada por la presencia de comportamientos contradictorios, impredecibles o amenazantes. En consecuencia, el niño experimenta una gran confusión y contradicción en la relación con su figura de apego, provocando sentimientos de miedo, ansiedad y desorientación.
A diferencia de los estilos de apego (seguro, ansioso-ambivalente y evitativo), donde existe cierta coherencia y previsibilidad en la relación con la figura de apego, el apego desorganizado se caracteriza por una falta de organización y coherencia en la forma en que el niño busca protección y seguridad en momentos de estrés o peligro.
Es decir, en una relación de apego desorganizado, el cuidador puede mostrar comportamientos extremadamente inconsistentes, alternando entre momentos de cercanía y afecto con momentos de hostilidad, agresión o desatención. Esto crea una dinámica confusa y perturbadora para el niño, quien no puede predecir cómo va a responder su figura de apego en diferentes situaciones.
Características del apego desorganizado y síntomas
Estos comportamientos inconsistentes, incoherentes e impredecibles que suelen tener las figuras de apego de carácter desorganizado tienen consecuencias para los infantes. Algunas de sus manifestaciones o principales características son:
- El niño experimenta miedo intenso hacía aquellos que, en teoría, deberían proporcionarle seguridad y protección.
- Ese miedo hacía las figuras de apego también se manifiesta a la hora de explorar el entorno y aprender acerca del mundo que le rodea, percibiéndolo como un lugar hostil.
- A menudo estos niños suelen tener episodios de desconexión, disociación o parecen ausentes, como si nada les llamase la atención o como si estuviesen en “otro mundo” en situaciones en las que, la mayoría de los niños, no muestran dichas conductas.
- En otras ocasiones, esos mismos niños mantienen una alerta constante con el objetivo de evitar situaciones potencialmente amenazantes, peligrosas y/o agresivas.
- Afectación de otras áreas psicológicas como la atención, la memoria, la concentración, etcétera. También esto se ve como una falta o pobre desarrollo del lenguaje y la expresión.
- Baja autoestima y percepción de baja competencia para resolver problemas.
Todas estas características, conductas y síntomas ayudan a identificar en la edad adulta a aquellas personas que han tenido un apego desorganizado.
Consecuencias del apego desorganizado en adultos
En la vida adulta, el apego desorganizado suele manifestarse de diversas formas. Entre ellas podemos destacar:
- Lo primero que se puede destacar es que estas personas tienen cierta tendencia al desarrollo de patologías como depresión, distimia, trastornos de ansiedad o adicciones.
- Teniendo en cuenta el trato que recibieron, es lógico pensar que les cuesta desarrollar empatía hacia los otros. Del mismo modo, es común que se muestren irrespetuosas dentro de la pareja, e incluso con el resto de la sociedad.
- La experiencia vital de la violencia y la agresividad, los hace proclives a repetir estas mismas conductas dentro de la pareja en la vida adulta.
- En algunos casos, desarrollan alexitimia. Es decir, tienen dificultades a la hora de identificar tanto las propias emociones como las de los demás.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Baja competencia para la resolución de conflictos.
- Dificultad para el establecimiento de relaciones sanas y duraderas, tanto de pareja como de amistad.
- Desconfianza hacía los demás.
Probablemente, el estilo de apego desorganizado es el que peor pronóstico tiene para aquellos que lo han vivido. Además, debido a esa desconfianza y la baja empatía, suele ser difícil una adherencia al tratamiento óptima.
Tratamiento del apego desorganizado en adultos y objetivos a alcanzar
El apego desorganizado es, sin duda, el más difícil de afrontar desde el punto de vista psicoterapéutico:
- El primer objetivo que la terapia debe tener como base para tener éxito es el establecimiento de un clima de confianza. Éste es importante en toda relación entre paciente y terapeuta para poder establecer una relación segura y duradera y que el paciente se abra, permitiendo al terapeuta entraren su historia personal.
- El segundo de los objetivos es fomentar el autoconocimiento suficiente en el paciente para que tome conciencia acerca de como crea y mantiene sus relaciones personales. De esta manera, el objetivo es conocer que tipo de comportamientos tiene para-con los demás, cuáles surgen de manera automática, cuáles realiza conscientemente, cuales son las emociones que más le afectan (tanto en sentido positivo como negativo), que expectativas o ideas tiene acerca de la pareja, etcétera.
- Tercer objetivo: Análisis de la relación. Es decir, una vez el paciente se conoce mejor, es momento de analizar el tipo de relaciones que establece como resultado de sus experiencias en la infancia.
- Cuarto objetivo: Análisis de hasta que punto sus pensamientos, sentimientos y comportamientos están condicionados por sus vivencias en la infancia. Esto tiene como meta que la persona tome conciencia de las ideas que interiorizó como propias sobre sí mismo, los demás y el mundo.
- Quinto objetivo: Una vez la persona tiene conciencia acerca de como piensa, como siente y que tipo de comportamientos tiene acerca de las relaciones con los demás, establecer mecanismos y conductas más saludables, adaptables y flexibles.
Este tipo de procesos exigen de mucho esfuerzo por parte de los pacientes. Son procesos mentales y emocionales muy duros ya que necesitan de una exploración interna muy dolorosa, la cual no siempre se esta dispuesto a hacer.
No obstante, estos pasos son necesarios para solventar los diferentes cuadros clínicos (depresión, ansiedad, fobia social, etcétera), que llevan a estas personas a pedir ayuda. Se trata de encontrar el origen del problema y ayudar a que la persona, aunque no pueda borrar el sufrimiento de una infancia infeliz, aprenda a utilizarlo en su beneficio y lograr una vida plena.