Consecuencias psicológicas del desempleo

Por desgracia, son muchas las personas que no se encuentran bien en su esfera laboral. Unos por exceso (demasiadas responsabilidades, demasiadas horas, imposibilidad para la conciliación, etcétera); y otros por defecto (no tienen trabajo o en el que tienen no se sienten realizados, entre otras posibilidades). En contraposición a este otro post, en el que hablábamos sobre los trabajadores que se autoexplotan y este otro que lo hacíamos sobre el Síndrome de Burnout, hoy nos centraremos en aquellos que no tienen empleo pese a que desearían tenerlo y las consecuencias psicológicas que el desempleo conlleva en algunos casos.

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Estar empleado constituye una expectativa social y cultural adquirida a través de las influencias de la escuela, la familia y los medios de comunicación. De hecho, cuando una persona encuentra un trabajo, también encuentra un nuevo status social. Es por este motivo, que cuando se pierde un empleo, no sólo se pierde poder adquisitivo, sino una parte de nosotros mismos y nuestro autoconcepto se ve en peligro.

Autoconcepto y paro laboral

En muchas ocasiones, las personas desempleadas manifiestan sentirse inseguras, frustradas, inferiores, fracasadas… son emociones que suscitan una pérdida de autoestima y un gran impacto sobre el autoconcepto.

Además, es bastante común tener la sensación de haber fracasado y de no cumplir con las expectativas que los otros depositan sobre nosotros, lo que conlleva sentimientos como la vergüenza o la culpa.

El modo en que nos afecta también depende de nuestra edad:

  • Cuándo se trata de paro juvenil, el desempleo supone una prolongación de la dependencia de los padres y es vivido como una experiencia que acarrea una disminución de las relaciones sociales, síntomas de depresión y pasividad, a lo que se suma un deterioro de las relaciones familiares.
  • En el caso de los adultos, suele provocar trastornos de índole depresiva, marcados por sentimientos de inutilidad, angustia y disminución de la autoestima.

Fases psicológicas del desempleo

El proceso mental que provoca la pérdida del trabajo lo podemos dividir en 4 fases:

  • El shock inicial: la noticia del despido suele recibirse con una mezcla entre el escepticismo y el miedo. Se produce un shock, una especie de parón mental ante la incapacidad para hacer planes para el futuro y la sensación de fracaso.
  • Ligera recuperación: Se trata de una fase caracterizada por un optimismo un tanto irreal. Se tiene la sensación de “estar de vacaciones” y la pérdida de empleo se percibe como algo temporal.
  • La realidad: sucede cuando la sensación de “estar de vacaciones” desaparece y aparecen los sentimientos de inseguridad hacia el futuro. En esta fase, la persona empieza a hacer gestiones para buscar empleo y, de no encontrarlo, puede experimentar periodos de ansiedad, irritabilidad o pesimismo. En esta etapa, factores como la capacidad de afrontamiento y el apoyo social son fundamentales.
  • La falta de esperanza: Se llega a esta fase cuando la persona ya se define a si misma como desempleada. Una vez aquí, la búsqueda de empleo se hace ocasionalmente y sin ninguna esperanza de éxito. La sensación de fracaso personal se agudiza y en ocasiones, conduce al aislamiento y el deterioro de las relaciones sociales.

Consecuencias psicológicas del desempleo

Además de las ya mencionadas (pérdida de autoestima, bajo autoconcepto, sensación de inutilidad, etcétera), el desempleo se relaciona principalmente con trastornos psicológicos como la depresión, los trastornos de ansiedad, el estrés, los problemas relacionados con el sueño y el abuso de sustancias, entre otros.

La importancia del apoyo social

Tanto los recursos personales de afrontamiento como los apoyos sociales son fundamentales para amortiguar los efectos negativos del desempleo.

Numerosos estudios como este, sugieren que las personas desempleadas sin apoyo social se encuentran en un peor estado físico y psicológico que las que si lo tienen.

Esta claro que, gozar de apoyo social facilita la vivencia de este tipo de situaciones y no encapsula a la persona unicamente en el rol de desempleado, si no que también lo hace en los de pareja, hijo/hija, padre/madre, etcétera. Sentirse parte de algo, en definitiva, otorga valor a nuestra identidad personal y nos aporta un extra de motivación para enfrentarnos a las dificultades de la vida.

Si tienes cualquier duda o pregunta al respecto, puedes dejarla en los comentarios y nuestros psicólogos la respondarán lo más rápido les sea posible.

 

Referencias:

Buendía, J. (1990). Psicopatología del desempleo. Anales de Psicología, 6 (1), 21-36.

 

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