Según la Fundación Española de la Tartamudez, alrededor del 2% de los adultos y el 5% de los niños tartamudean. Sólo en España, esta cifra supone que aproximadamente unas 800.000 personas padece disfemia.
Se trata de un trastorno que sufren más hombres que mujeres y del que no se tiene clara su etiología.
Además, este trastorno del habla es una discapacidad muy estigmatizada. Esto es así porque continuamente se cuestiona la inteligencia y habilidad emocional de la persona que lo sufre a través de la creencia de que con “calmarse” o “concentrarse más en lo que se está diciendo” se logrará hablar de un modo más fluido.
Índice
Qué es la disfemia o tartamudez
Se define como un trastorno del habla que causa interrupciones en la fluidez al hablar y que suele surgir en la infancia. Estas interrupciones o bloqueos, llamadas disfluencias, consisten en:
– Repetir sonidos, sílabas o palabras
– Estirar un sonido
– Detenerse repentinamente en medio de una palabra o sílaba.
En ocasiones se presenta junto a movimientos de cabeza, parpadeo rápido o temblores en los labios y puede empeorar cuando se está estresado, ansioso, emocionado o cansado.
Se trata de una dificultad frustrante ya que uno sabe perfectamente lo que quiere decir, pero tiene problemas para hacerlo.
Etapas de la disfemia
Podemos diferenciar cuatro etapas en la determinación de la tartamudez:
– Fase de iniciación: En torno a los 3 años. Coincide con el desarrollo sintáctico cuando pasamos de hablar en holophrasis (palabra-frase) a más de una palabra por frase.
– Fase de tartamudez de transición: pese a que no existen problemas en la pronunciación, el niño emite repeticiones en su habla innecesarias.
– Fase de confirmación: El niño es plenamente consciente de la dificultad que padece y, en ocasiones, se frustra al hablar. Sufre interrupciones evidentes en la fluidez del habla, enrojecimiento facial y, a veces, utiliza un tono violento.
– Fase de tartamudeo: En esta etapa el lenguaje expresivo del niño va acompañado de sincinesias corporales (movimientos de cabeza, pies…), respuestas psicogalvánicas (rubor facial, sudoración…) y otras manifestaciones conductuales.
¿Cuáles son dichas manifestaciones de la disfemia?
– Manifestaciones lingüísticas: alteraciones sintácticas, uso de muletillas, frases incompletas o inacabadas…
– Manifestaciones conductuales: respuestas de ansiedad y angustia cuando se tiene que comunicar, evitación de las interacciones…
– Manifestaciones corporales y respiratorias: espasmos, rictus facial, hipertensión muscular…
Tipos de disfemia
Podemos distinguir tres tipos de disfemia:
– Disfemia Clónica:
Consiste en la repetición involuntaria de sílabas o palabras en una frase.
– Disfemia tónica:
En este tipo de tartamudez se producen espasmos que detienen o interrumpen la conversación. Estos espasmos, en ocasiones, se den a una inmovilidad muscular fonatoria que bloquea la emisión de sonidos y que frecuentemente se encuentra asociada a movimientos de cabeza, pies y manos del afectado.
– Disfemia mixta:
Es la más común y combina ambos tipos de síntomas.
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Tartamudez y ansiedad
A pesar de la creencia popular, la tartamudez no está asociada con la ansiedad ni su desarrollo es un efecto de ésta. Por el contrario, la disfemia si genera ansiedad en los individuos que la padecen, llegando incluso a convertirse en algunos casos en fobia social por miedo a tartamudear en las interacciones sociales y provocando el aislamiento de estas personas.
La frustración, la vergúenza y los miedos anticipatarios así como las conductas de evitación son situaciones que se tiene que trabajar para que no desencaden un problema mayor.
Si tienes cualquier duda o pregunta al respecto, puedes dejarla en los comentarios y nuestros psicólogos la respondarán lo más rápido les sea posible.