Es bastante común que los médicos sean consultados por mareos. Este término coloquial se suele referir a situaciones muy diversas que van desde la inestabilidad de la marcha, hasta el desmayo, el desvanecimiento, la visión borrosa, o el vértigo en sí mismo.
También muchos profesionales de la salud mental son preguntados por este tipo de dolencias ya sea como efecto secundario del uso de la medicación o incluso como un síntoma más dentro de los trastornos mentales.
Por todo ello hoy nos vamos a centrar en explicar en qué consiste el vértigo fóbico, también llamado vértigo psicógeno o pseudovértigo. Esperamos que les sea de utilidad. Si tienen cualquier duda o pregunta que realizar, pueden dejar un comentario y nuestro equipo de psicólogos le dará respuesta lo más rápido posible.
Índice
¿Qué es el vértigo?
El vértigo es una ilusión de rotación temporal que empeora con el movimiento de la cabeza. Habitualmente se debe a una asimetría de la actividad de las neuronas de los núcleos vestibulares del lado derecho e izquierdo. Sin embargo también pueden estar provocados por otras patologías como el estrés y la ansiedad.
Síntomas del vértigo
El mareo es el síntoma más común asociado a los vértigos. Sin embargo, existen otros que también se pueden experimentar:
– Inestabilidad
– Aturdimiento
– Dolor de cabeza
– Naúseas
– Vómitos
– Tinnitus
– Coordinación pobre
– Dificultad para ver mientras se está en movimiento
– Movimientos anormales de los ojos
– Oídos tapados
Causas de los vértigos
Las causas más frecuentes de la aparición de vértigos son:
Causas fisiológicas
Ocurren cuando hay una alteración en la información recogida por alguno de los tres sistemas fisiológicos que intervienen en el mantenimiento del equilibrio, la postura y la coordinación.
Causas patológicas
Lesiones en el sistema visual, en el sistema somatosensitivo o vestibular o en sus circuitos de integración.
Causas vestibulares
Es el más frecuente y suele acompañarse de náuseas, nistagmo, inestabilidad y ataxia de la marcha. Suelen estar provocados por lesiones del sistema vestibular, ya sea en su localización periférica (laberinto) como central (tronco cerebral y/o cerebelo).
Tipos de vértigo más comunes
Entre los tipos de vértigo más comunes y más frecuentes podemos diferenciar:
Vértigo posicional paroxistico benigno.
Enfermedad de méniere.
Neuritis vestibular.
Compresión vascular del VIII par craneal.
Vértigo psicógeno.
¿En qué consiste el vértigo psicógeno?
El vértigo postural fóbico persistente es en realidad una forma de pseudovértigo. Se trata de una alteración en la que sujetos a menudo con trastornos de ansiedad refieren alteraciones del equilibrio con ilusión de movimiento, inestabilidad o inseguridad mientras están sentados o caminan en determinadas situaciones.
Conviene tener siempre muy presente este tipo de vértigo ya que se trata de una alteración que supone alrededor del 20-50% de los casos que se consultan.
Es importante, además, diferenciarlo de la hiperventilación que se da con frecuencia en el trastorno de ansiedad y las crisis de pánico. Está hiperventilación también puede provocar sensación de mareo debido al incremento de la inhalación de oxígeno y al incremento de la exhalación de dióxido de carbono lo que provoca una restricción temporal del suministro de sangre al cerebro y causar la sensación de mareo relacionada con el vértigo.
Además, los pacientes con vértigo pueden, de forma particular, si no se tratan adecuadamente, desarrollar cuadros agudos de ansiedad que dificultan el diagnóstico. Estos cuadros agudos de ansiedad o crisis de ansiedad se deben, principalmente, a la incontrolabilidad y la incertidumbre que generan dichos mareos y en qué momento se producirán, lo cual genera una sensación de indefensión y de amenaza constante.
El caso concreto del vértigo por estrés
Existen estudios que han demostrado la influencia del estrés sobre los condicionantes que pueden causar vértigo. Por ejemplo, una investigación japonesa de 2016 encontró que los síntomas de vértigo en personas con enfermedad de Ménière disminuyeron significativamente cuando se redujo la producción de la hormona del estrés vasopresina en sus cuerpos.
Pero el estrés también tiene la capacidad de fomentar síntomas similares a los del vértigo. De hecho, el mareo conocido como presíncope o sensación de desmayo es un tipo de mareo muy asociado a los episodios de estrés.
Estrés, hormonas y sistema vestibular
El sistema vestibular se encuentra en el oído interno y ayuda a modular el equilibrio. Existen evidencias de que las hormonas que se liberan durante los episodios de estrés y ansiedad (el cortisol y la adrenalina) pueden tener un impacto directo sobre este sistema, aumentado de este modo la sensación de mareo.
La revisión de un estudio realizada en 2012 sugiere que estas hormonas pueden impedir el funcionamiento de este sistema, influyendo en los mensajes que envía al cerebro. Además, la liberación de adrenalina también puede inducir un estrechamiento de los vasos sanguíneos. Si este hecho se combina con el aumento de la frecuencia cardiaca tenemos un bombeo de sangre menos eficiente, lo que genera sensaciones asociadas con el vértigo como los mareos o el aturdimiento.
Tratamiento del vértigo psicógeno y de los mareos cervicales por ansiedad
En general, el vértigo psicogeno cede habitualmente al explicarle al paciente el origen del trastorno. Es decir, con psicoeducación. No obstante, en ocasiones es preciso el empleo de técnicas conductistas o de rehabilitación vestibular acompañadas o no de algún tipo de medicación (biodramina, serc, etcétera) que nos ayude en los primeros momentos de la recuperación.
La rehabilitación vestibular consiste en enseñar a los pacientes a realizar movimientos al principio lentos y luego más rápidos de la cabeza. De esta manera, se estimula el sistema vestibular y aumenta la compensación central de la asimetría de información procedente del aparato vestibular periférico.
Al mismo tiempo, se realizan ejercicios que incluyen movimientos de los ojos y cambios posturales promoviendo la recuperación de los reflejos vestíbulo-oculares y vestibuloespinales.
Al principio estos ejercicios desencadenan síntomas de desequilibrio. No obstante, con la práctica los pacientes se habitúan a los cambios posicionales y a los movimientos que al principio les causaban mareo.
En multitud de ocasiones, además de los beneficios fisiológicos se obtienen beneficios de carácter psicológico. Esto se debe a que cuando el mareo se asocia a excesiva ansiedad o evitación de determinadas actividades, pueden emplearse técnicas de relajación, de control respiratorio o conductistas que han demostrado utilidad en el tratamiento el pánico y la agorafobia.